En la calle de las teterías.

Están unas amigas en una tetería marroquí en el centro de Granada, detrás de Plaza Nueva , en la famosa calle de las teterías.

Lucía: Que queréis que os diga chicas pero cada vez hay más mujeres lesbianas.

Ana: Es normal, las mujeres somos más liberadas y a los hombres no hay quién les aguante.

Encarnita: Pues yo soy lesbiana desde que nací y ya sabéis que mis mejores amigos son hombres.¡No vosotras!.

Encarnita comienza a reírse sugerentemente y prosigue.

Encarnita: Además eso de generalizar es una memez, os cerráis en banda , al pensar así os comportáis como ellos.

Esther: Buenooo, ya empezamos , me voy a preguntar si falta mucho para que nos pongan el té.

Lucía: Esther, pide hielo por favor al camarero que se me ha olvidado antes.

Esther asiente con la cabeza y se dirige a la planta de debajo de la tetería, en busca del camarero.

Ana: Esto me recuerda que el otro día tuve un sueño.

Lucía y Encarnita: Cuenta , cuenta.

Ana: Mi sueño era en el futuro, porque recuerdo esa sensación de que las cosas habían cambiado bastante, la sociedad era tan moderna y liberal, que veía a muchos parejas gays cogidas de la mano, besándose.
De hecho había mayor número de parejas de mujeres en la calle que otra cosa.
Aclaro, que ví una noticia un poco antes de dormirme sobre las estadísticas mundiales entre el hombre y la mujer. Ya sabemos todas, que somos mayoría de mujeres que de hombres.

El hombre había tomado un segundo plano como en la actualidad la mujer, por mucho que digan aún queda mucho camino por recorrer.

En mi sueño las mujeres tenían un papel tan privilegiado que de hecho ya no eran solo las que mandaban, sino por fín se les daba cargo de presidencia en los países. Casi todos eran regidos por estas.

Encarnita: Vaya utopía maja, ¿Qué habías visto en la televisión después de las estadísticas? ¿ las Amazonas?

Lucía y Ana se ríen. Regresa Esther con cara de alegría pero impasible.

Esther: Chicas; ¡Qué fuerte! He bajado a buscar a Carlos el camarero y me dicen que lo han echado. Y la chica que han contratado nueva...

Esther se gira hacia a atrás y prosigue.

Esther: Se llama Crístina, tiene unos ojazos verdes de enamorar.

Es preciosa.

Además me la han presentado y he podido darla dos besos...Que bien olía.

Lucía: Bueno, ¿Y qué?, si luego te llevarás el chasco como siempre. Seguro tiene novio.

Esther : Ays...Que pelo, que piel, que bien olía. Esta bien buena.


Desde donde están sentadas, se puede ver bien la mitad de la plante de abajo.


Encarnita: Mirad chicas ahora hacia la puerta, discretamente ¿vale?.

Esther: ¿Ves os dije que es preciosa?.

Encarnita: No joder, no es eso.

Ana: Si, mirad al chico de la camiseta naranja. ¿Qué hace?

Lucía: No me lo puedo creer.

Esther: Le esta robando a la señora del pelo azul.

Ana: Vamos para abajo y le sorprendemos.

Encarnita: Yo gritaría antes de bajar.

Ana: Bajemos las escaleras rápido, ¡rápido.!

Esther y Ana se dirijen corriendo hacia abajo.

Ana: ¡Tú! ¿Qué haces?. Suelta eso ahora mismo.

Señora del pelo azul: ¡¡Mi cartera!! ¡Me la quería robar!

El ladrón esta en la mesa continua a su victima, pero al gritarles las chicas se ha sobresaltado, por lo que da un brinco hacia atras , tira la silla, a su vez la otra silla y esta silla cae justo en la puerta de entrada y la puerta de entrada cruje, cruje, se resquebraja... Hasta romperse y desprenderse.

Todos atónicos, enmudecidos miran el cristal roto y debajo justo del cristal estaba Cristina la nueva camarera de la tetería, tumbada, asustada.

Todo el local en silencio, el ladrón paralizado.

Esther no se lo piensa dos veces; le quita la cartera al ladrón, se la devuelve con una dulce sonrisa a la mujer del pelo azul,esta su vez le responde con un agitación en la cabeza de agradecimiento.

Esther mira a sus compañeras , les sonríe, se acerca a Crístína, la aparta un cristal muy grande de su cuerpo y otras más pequeños. La coge suavemente la mano y como si hiciera una reverencia la levanta del suelo, con una dulce mirada esperanzadora.