La calle de las teterías III

Resumen 1: Resumen anterior: Se encuentran 3 amigas en una tetería de Granada. Están charlando sobre sus sueños cuando una de ellas se enamora locamente de una camarera. De pronto una de ellas desde la parte de arriba de la tetería ve como roban a una mujer. Consiguen impedirlo, pero el ladrón se asusta tirando una silla, esto hace que se rompa el cristal de de la entrada, cayendo sobre la camarera nueva; Cristina. La enamorada Esther aprovecha para ganarse su confianza ayudándola a levantarse.

Resumen 2: El ladrón sale despavorido corriendo, mientras Esther ayuda a Cristina a recogerla, unos clientes van tras el.
La encargada de la tetería, cree que lo mejor es que Cristina se vaya a casa, y hace que le preparan una tila. Aprovecha para tomarsela junto a su salvadora y sus amigas. Estas le hacen un pequeño interrogatorio, saben que no tiene novio pero aún no ha quedado claro que tendencia sexual tiene.

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En ese momento llegan los clientes que fueron detrás del ladrón, le comunican a la señora del pelo azul que ha huido por el Albaycín y no han sido capaz de encontrarle, pues había corrido como un guepardo hacia las cuevas del Sacromonte.

Cristina: ¿Qué si me gustan los hombre o las mujeres? Vaya preguntita, pues si lo que queréis preguntarme es si soy lesbiana. Pues si, lo soy.

Lucía: Si, mas que nada es preguntar por preguntar. ¿Verdad Esther?

Esther: Si, aquí la única rara es Lucía, ya que es heterosexual. Estamos a ver si la convencemos y la convertimos pero no hay manera.

Se rien todas al unisolo. Cristina mira el reloj, ya se ha tomado la tila. Se atusa el pelo con mucho nerviosismo, mira a Esther y le dice:

Cristina: Voy a bajar a hablar con la encargada me voy a tomar la tarde libre no me encuentro muy bien. Esther ¿No decías que me llevabas a casa en moto?

Esther: Por supuesto, será un placer. Lo mínimo que podría hacer.

A Esther se le ha cambiado la cara, antes se la veía feliz pero ahora esta exuberante de felicidad, incluso tiene un brillo diferente en su iris. Diría que ha cambiado hasta de color de las pupilas como a los gatos.
Cristina baja a hablar con su jefa, parece que todo marcha sobre ruedas para Esther.

Encarnita y Lucía: Te podras quejar Esther.

Ana: Ya te digo, que envidia me das. Si a mi me pasaran estas cosas, tendría la cara de gilipollas que tienes ahora mismo.

Esther: Esto es muy raro, ¿no estaré soñando?

Lucía: No, Esther es cierto y no sé porque me da que le gustas y mucho.

Esther: Pues entonces le habrá pasado lo mismo que a mí. Yo se lo he notado en la forma de mirarme, que le atraía pero como ya me he llevado más de un chasco, no quería hacer ilusiones.

Encarnita: Normal, yo al principio creía que le gustaba a Lucía…Y ya ves…

Comienzan a reírse todas. Cristina sube a la mesa, se despide de todas las amigas excepto de Esther. Cuando se van Encarnita mira de reojo y dice:

Encarnita: ¡Mirad chicas!

Lucía: ¡Van cogidas del brazo!

Ana: Que envidia me dan.

Lucía: Pues yo soy hetero y nunca me ha pasado esto.

Encarnita: Por eso te digo que tenías que convertirte porque lo que nos ocurre entre nosotras siempre es más intenso.

Ana: Tampoco es eso cierto, yo no me como ni una papa.

Lucía: Mujer. No digas eso. Lo que ocurre que has dejado tus oportunidades volar y Esther no ha dejado escapar ninguna. El azar juega con nosotros, pero nosotros hemos de saber aprovecharlo y no dejar escapar la posibilidad de jugar con el azar.