jueves, 11 de octubre de 2007

Leyendas de Creta.-El minotauro


En Creta reinaba el poderoso Rey Minos. Su capital era célebre en el mundo por el laberinto, lleno de intrincados corredores, de los cuales era casi imposible encontrar la salida. En el interior vivía el terrible Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de Pasifae, la esposa de Minos, con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas. En cada novilunio había que sacrificar un hombre al Minotauro, pues cuando el monstruo no satisfacía su apetito, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y desolación de los habitantes de la comarca.

Un día, el Rey Minos recibió una trágica noticia: su hijo acababa de morir asesinado en Atenas. Minos clamó venganza, reunió a su ejercito y lo envió a Atenas para iniciar el ataque. Atenas, al no estar preparada, no pudo ofrecer resistencia y solicitó la paz. Minos, con severidad dijo: "Os ofrezco la paz, pero con una condición: cada nueve años, Atenas enviará siete muchachos y siete doncellas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo". Aquellos jóvenes serían arrojados al Minotauro para que los devorara. Los atenienses no tuvieron más remedio que aceptar aunque con una única reserva: que si uno de los jóvenes conseguía matar al Minotauro y salir del laberinto (cosa poco menos que imposible) no sólo salvaría su vida, sino también la de sus compañeros, y Atenas sería eximida de dicha condena.

Dos veces pagaron los atenienses el trágico tributo. Se acercaban ya el día en que por tercera vez la nave de velas negras, signo de luto, iba a surcar la mar. Entones, Teseo, hijo único del rey de Atenas, Egeo, ofreció su vida por la salvación de la ciudad. El Rey y su hijo convinieron en que si a Teseo le favorecía la suerte, el navío que los volviera al país enarbolaría velas blancas.Fresco que se conserva en el palacio del rey Minos en Cnosos que representa el momento que un joven agarra a un toro por los cuernos para saltar por encima.

La prisión en Creta, donde Teseo y los otros jóvenes fueron alojados como prisioneros lindaba con el parque por donde las hijas del Rey Minos, Ariadna y Fedra, solían pasear. Un día el carcelero avisó a Teseo que alguien quería hablarle. Al salir, el joven se encontró con Ariadna, quien subyugada por la belleza y la valentía del joven decidió ayudarle a matar al Minotauro a escondidas de su padre. "Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida". Le dio también una espada mágica.

A la mañana siguiente, el príncipe fue conducido al Laberinto, tomó el ovillo, ató el extremo del hilo al muro y fue desenrollándolo, a medida que avanzaba por los corredores. Tras mucho caminar, penetró en una gran sala y se encontró frente al temible Minotauro, que bramaba de furor se lanzó contra el joven. El Minotauro era tan espantoso, que Teseo estuvo a punto de desfallecer, pero consiguió vencerle con la espada mágica. Le bastó luego seguir el hilo de Ariadna en sentido inverso y pronto pudo atravesar la puerta de salida.

Teseo salvó su vida, la de sus compañeros y liberó a su ciudad de tan horrible condena. Dispuestos ya a reembarcar, Teseo llevó a bordo en secreto a Ariadna y también a Fedra, quien no quiso abandonar a su hermana mayor. Durante el viaje y tras una feroz tormenta tuvieron que refugiarse en la isla de Naxos. Vuelta la calma, emprendieron el retorno. Pero Ariadna no aparecía, la buscaron, la llamaron, pero fue en vano. Finalmente abandonaron la su búsqueda y se hicieron a la mar. Habían zarpado cuando Ariadna despertó en el bosque, después de caer extenuada por el cansancio. De pronto, y rodeada por monumental ceremonia se le apareció el joven más bello que nunca antes haya visto. Era Dionisios, dios del vino, quien le ofreció casamiento y hacerla inmortal. La joven aceptó y después de un viaje triunfal por la Tierra, el dios la llevó a su morada eterna.
En tanto, en Atenas cundía la tristeza. El anciano Rey iba todos los días a la orilla del mar, esperando ver a su hijo retornar. Al fin, el barco apareció en el horizonte. Pero traía las velas negras y el anciano desesperó. Es que Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna había olvidado izar las velas blancas, signo de su victoria. Loco de dolor, el rey Egeo se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre. Pasó el tiempo y los atenienses reunidos en asamblea ofrecieron la corona a Teseo, quien se casó luego con Fedra y reinó por largos años.

10 comentarios:

blumun dijo...

Me encantan este tipo de relatos.
Poseidón, Ares, Atenea.
Que bello es el nombre de Ariadna, hasta me gusta la Gil.
Besos.

Anónimo dijo...

Pues a mí me has recordado la famosa leyenda.
La venganza es mala consejera y acompañante. Se pierde mucho en el camino por ella.

Pero bueno, sin leyendas, no hay orígenes mágicos de pueblos y culturas xD.

Feliz puente a ti tb.

Besos!

Pd: leeré cuando tenga un pelín de tiempo esa web de tu amigo.

Josemy dijo...

Gracias, polvo eres... esa web es la mía...

María mucahs gracais por contarme la historia!! jajaja, me ha encantado...

Que mucahs gracias por lo de la novela otra vez, me ha encantado!!

Anónimo dijo...

Que bonita, me encantan las leyendas y la mitología¡¡

Vaya lío se armó no?? que si la una se pierde y se lía con el del vino, el otro con la hermana,,, parece el salsa rosa ese jejeje¡¡

pero me gusta

besos¡¡¡¡

Anónimo dijo...

vaya, me ha gustado saber de dónde viene el nombre de Mar Egeo, es triste que Ariadna se fuera con Dionisos pero bueno, tampoco se conocían de mucho y Teseo se casó con la hermana..
bessos

MANDALAS POEMAS dijo...

Hola, que placer es visitar tu espacio. Te felicito. Te invito al mio. Allí están mis poemas.

Espero tu visita y tus comentarios.

www.mandalaspoemas.blogspot.com

Un abrazo desde Barranquilla, Colombia.

Víctor González Solano

Nómada planetario dijo...

Vienen muy bien las leyendas de los griegos, pocos Teseos y Ariadnas se encuentran en la actualidad, pero te cruzas con ellos de vez en cuando y lo reconoces enseguida.

Buen puente hacia el Olimpo.

Jorge M. Quintas dijo...

Buceando entre las profunidades de la red de redes he arribado a este blog y una sonrisa ha surgido de la nada al leer esta leyenda cretana.

Me encantan las leyendas y las historia, y lo cuentas de una manera que engancha.

Me volverás a ver por estos lares...

Un saludo

Luna Carmesi dijo...

Como siempre en las tragedias griegas parece que no pase el tiempo.
:)
De todas formas... Si Pasifae no se lo hubiera hecho con el Toro... Nos quedamos sin historia!!
;)

Unknown dijo...

Ja,ja...Me fascinan las leyendas y mitologías, perosi es cierto que a veces es peor que los culebrones.

Me gusta que os gusten...Besos a todos!!!