Blancas Meigas (III)

Eran las seis de la tarde, el ambiente otoñal se apoderaba del monte del Cuervo. La mezcla de ocres, rojos, marrones, verdes enriquecían la vista, hipnotizaba como cuando cae el rocío de la mañana.

El sol se escondía tras el monte emitiendo todo un abanico de colores anaranjados, rosáceos e incluso violetas, que producían una sensación de tranquilidad, calidez y ensueño.


Rosa y Casilda habían quedado para ir a buscar hierbas, un poco de arcilla, algún mineral e incluso plumas de ave que le eran muy útil como herramienta de trabajo. Iban charlando contándose la una a la otra sus preocupaciones más secretas.

Rosa dice a Casilda con un tono muy suave pero sarcástico, porque sabía que en realidad Casilda no quería ir a diversas zonas del monte, ya que estas tenían mala fama en todas las leyendas populares que le habían relatado de niña; se decía que era un zona negra, en la cual reinaban seres malignos y tenebrosos.

- Casilda. Si quieres ir a por la arcilla oscura hay que ir a la ladera del Hielo, ahora en otoño se puede ir, ya que aún no ha helado. Pero claro ¿ No te daba miedo?

- Rosa, no me lo digas, ya sé que no queda más remedio que ir allí. Así que no me lo repitas más porque cuanto más lo pensemos antes nos olerán. – En ese momento Casilda abre los ojos como platos y traga saliva fuertemente.

- ¡O! No empieces Casilda con tus fantasías de orcos, ogros, brujos y seres oscuros porque yo voy amenudo y nunca, nunca jamás vi, sentí y oí nada de lo que las malas lenguas cuentan.

- No son fantasías, tú no habrás visto, sentido y oído nada. Pero yo si he oído por las leyendas, sí he sentido algo que no me ha gustado nada por estos lares. Y lo que siento lo veo.

- Me parece muy bien Casil...

Ni habiendo terminado de decir su nombre, algo apareció ante sus ojos. Veloz paso ante ellas, no daban crédito. No podríamos describir con palabras que era aquello, diría que era como una sombra negra, estilizada, transparente como el humo, parecía que no tenía cuerpo que era etéreo. Pero no podríamos definir bien que era.

- Casil..da...¿Qué era eso?¿ lo has visto tú también?

- Si Rosa, lo he visto. ¿Era como una sombra?.

- Casilda vámonos de aquí , tengo la piel de gallina y ahora mismo no me encuentro nada bien. Eso no era nada de lo que nos han contado, si al menos hubiera visto un orco, un troll , pero esto es desconocido para nosotras. Era como humo, pero a la vez parecía una persona, pero una persona no podía ser porque era transparente. Dios mío. ¿Qué demonios era eso?.

Rosa cogió del brazo a Casilda muy fuertemente le dio un brusco tirón y bajaron corriendo hasta el pueblo. Sin parar, sin mirar atrás, sin pensar.



Después del pequeño encuentro con no sabemos que o quien. Las dos amigas no volvieron a hablar del tema delante de nadie ya que temían que las tomaran por locas. Pero si me contaron que Casilda estuvo indagando por si existía alguna leyenda sobre algún tipo de sombra en el monte del Cuervo , por la ladera del Hielo, pero por desgracia nadie de su pueblo conocía el tema. Lo que sí sé, es que el viejo del molino le dijo:

- Mi niña, por estos lares se ven cosas muy raras. Tú no eres la única.


Quedaban a penas 3 días para la luna llena y estaban organizando todo para hacer su pequeño encuentro con su amiga del alma Flora.

Flora mientras tanto había pasado varias veladas con la vieja meiga del puerto; Lola.

Esta le enseño rapidamente varias recetas milagrosas, el arte del zahorísmo, también el de los cristales; no para adivinar el futuro sino para concentrarse y ver el estado anímico de los demás.

Flora estaba ahora más feliz que nunca, porque notaba que la suerte estaba de su lado y aunque recordaba lo que le habían dicho las luciérnagas o hadas, ella no pensaba en ningún momento que pudiera cambiar a mal como estas le advirtieron. Esto le preocupaba tanto que se lo comento a su maestra meiga y esta le respondio :

- Mi dulce Flora, las hadas quizás están en tu cabeza y sean luciérnagas las que había alrededor revoloteando. Y tu subconsciente más profundo te quisiera advertir de ti misma. Pero da igual en todo caso de que sean hadas o no. Tú has de elegir un camino bueno o malo, corto o largo. En tú mano esta la respuesta...Si quieres puedo probarte.

- ¿Probarme?. Pregunta Flora muy inquieta.

- Si probarte, Te voy a hacer un préstamo, pero has de prometerme que lo devolverás intacto.

La meiga Lola se fue derecha a un armario extravagante de roble con grabados gruesos de forma de animales. Era un de arca de Noe con animales autóctonos del norte de España; un par de osos, zorros, buitres,lobos, cuervos y todo tipo de animáles de dicha zona que no voy a enumerar. El tamaño del armario era desproporcionado al de toda la habitación, de hecho Flora pensó; como podían haber introducido semejante armario en un habitáculo tan pequeño. Pero eso no era lo que más importaba en ese preciso instante.

Lola abrió la puerta derecha del armario, posteriormente la izquierda. Parecía que salía aire caliente de este, pero era solo una sensación imaginaria. El olor a hierbas era embriagador diría que encantador.
Cuidadosamente Lola saco un pequeño saquito de piel de cordero, con un pequeño cordel también de piel. Lo limpió, se acercó a Flora y le dijo:

- Este saquito te lo dejo al cuidado. No debes abrirlo, si lo abres tus dones serán multiplicado por diez. Esto no quiere decir que sea a mejor , generalmente es a peor pues no todos los dones que tenemos, nos pueden beneficiar.
Este saquito has de guardarlo pasado la luna llena es decir 4 días.

Si la abrés será fatal, y el mal tarde o temprano lo pagarás. Si hicieras lo contrario intenta acudir lo más rápido a mi para paliar el desastre.

Una vez dichas estas palabras nuestra amiga Flora, estuvo meditando que hacer de una vez. Era tan tentadora la oferta que al final el día antes de luna llena, el día antes de ver a sus amigas del alma.No pudo más, se sintió vilmente curiosa y abrió la bolsita antes de que su marido regresara a casa.

Cuando la abrió un olor fuerte que provenía de la bolsa la durmió y se quedo en un estado de letargo casi mortecino. Al cabo un rato se despertó, al darse cuenta de lo que había hecho, intento volver a introducir las hierbas derramadas al saquito con la intención de que la meiga Lola no se percatara del error fatal cometido.

En ese momento llamaron a la puerta:

- ¡Toc!, ¡toc!

- ¿Quién és?

- Soy Lola

- ¿Lola?

- Si, ábreme la puerta

Abrió la puerta Flora y dijo:

- ¿Qué quieres? Lola

- Sé lo que has hecho, no me puedes engañar. Sé que has caído en la tentación y has preferido tener más poder para ti, que las consecuencias que puede acarrear. Sangre llevarás en tus manos si no lo paras ya.

Oídas estás palabras, el odio se apoderó de Flora, agarro a la vieja de la cabeza y esta calló al suelo. Flora la cogió entre sus brazos y dejando la puerta abierta de su hogar se fue campo a través por detrás de los establos para que su marido si viniera, no la viera.


Tras estos sucesos habían cambiado muchas cosas en la vida de estas tres jóvenes. Rosa había dejado de ser incrédula tras la misteriosa aparición de lo que parecía una sombra pero ni siquiera sabían si lo era, de lo único que estaban seguras era de que realmente no sabían nada de nada y necesitaban tener la mente abierta a todo cuanto aconteciera.

Mientras Flora había tomado el camino de la magia negra y acababa de cometer un error fatal que podría cambiar no solo su destino si no el de sus dos amigas del alma. Lola la bruja estaba en peligro de muerte o al menos eso es lo que sabemos por ahora.

Mañana sería el gran día en que se desvelarían sus recetas y sus más íntimos secretos, pero ni Casilda y Rosa habían podido conseguir todos los ingredientes para su encuentro, ni Flora había podido mantener la promesa de usar magia negra.

A veces en la vida, aunque creamos firmemente en nosotros; la avaricia y la curiosidad nos puede. Aunque no creamos del todo en todo, es necesario creer lo que la mano amiga nos dice, pues quizás solo quizás nos evite problemas que no deseemos. Y si no, nos evitaremos un enfrentamiento con dicha mano amiga.